ROBBIE WAISMAN
Al salir de Buchenbald, Romek volvió a la vida: había pasado partede su infancia en uno de los campos de concentración nazis más crueles y aprendió demasiado pronto qué significa sufrir. Había conocido lamaldad humana en estado puro. Había visto lo que nunca antes ningúnchico había visto ni debería ver. Y había sobrevivido?Pero suliberación abrió ante él las puertas de la esperanza. Gracias al apoyo de un profesor que nunca se dio por vencido, paso a paso fuerecuperando su propio pasado, su confianza en el mundo y sus planes de futuro. Un camino difícil y duro, pero que vale la pena incluso enlas peores circunstancias: de la oscuridad a la luz, de ladesesperanza a la ilusión, del odio al perdón.