BLASCO, BARBARA
Aunque Virginia nunca ha mantenido una buena relación con su padre, se siente obligada a visitarlo a diario y a hacerle compañía cuando este es ingresado gravemente enfermo en una clínica de Valencia. Paraella, obsesionada con las dolencias, los síntomas se revelan mássinceros que las palabras. En esa habitación de hospital se ponen aprueba los vínculos con su madre y con su hermana, precisamente en unmomento crítico en la vida de Virginia, para quien la maternidadempieza a ser una urgencia. Un nuevo paciente, un hombre enigmático yno carente de atractivo, ocupa entonces la cama vecina. Al principioVirginia apenas cruza con él algunas palabras de cortesía, pero, pocoa poco, los dos traban una complicidad ajena a la asepsia delhospital, y acaban creando un pequeño espacio compartido, un lugar enel que cobijarse. Y en el que tal vez, cuando todo esté perdido, surja algo inesperado y auténtico.